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Planes de descarbonización: lo que exige el RD 214/2025

El Real Decreto 214/2025 refuerza el compromiso climático en España al exigir a grandes empresas y entidades públicas calcular anualmente su huella de carbono (alcances 1 y 2) y elaborar planes de reducción con objetivos a cinco años.

En este artículo ofrecemos una guía con los pasos a seguir para elaborar un plan de reducción de emisiones que sea conforme a los requisitos del RD 214/2025.

Puntos principales del RD con relación a las empresas

Empresas afectadas

Las disposiciones del RD 214/2025 son de aplicación a las organizaciones sujetas al ámbito de la Ley 11/2018, que obliga a determinadas empresas a reportar información no financiera. Este marco amplía ahora sus exigencias en relación con la cuantificación y reducción de gases de efecto invernadero (GEI).

Obligaciones principales

  • Cálculo anual de la huella de carbono:
    Las empresas deberán calcular, con periodicidad anual, sus emisiones de alcances 1 y 2. El cálculo del alcance 3 se considera voluntario.

  • Uso de factores de emisión de la OECC:
    Para operaciones y actividades realizadas en territorio español, será obligatorio emplear los factores de emisión de la Oficina Española de Cambio Climático (OECC).

  • Registro de huella de carbono en MITERD:
    Aunque la inscripción en el registro oficial del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) es voluntaria, se fomenta su utilización como herramienta de transparencia.

  • Publicación de resultados:
    Las organizaciones deberán publicar anualmente su huella de carbono en su página web corporativa, facilitando así el acceso público a la información.

  • Elaboración de un plan de descarbonización:
    Cada empresa deberá diseñar y poner en marcha un plan de descarbonización que cumpla con los siguientes criterios:

    • Cobertura mínima de alcances 1 y 2, coherente con el inventario de huella calculado.

    • Horizonte temporal mínimo de cinco años, con hitos y trayectorias de reducción definidos.

    • Inclusión de objetivos cuantificables y medibles, que permitan la evaluación periódica de los avances.

    • Alineación con los compromisos del Acuerdo de París, orientados a alcanzar la neutralidad climática antes de 2050.

    • Publicación obligatoria del plan en 2026, tomando como base los datos de huella correspondientes a 2025.

El Acuerdo de París

El Acuerdo de París, adoptado en 2015 bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, establece el compromiso global de limitar el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C respecto a los niveles preindustriales, esforzándose por limitarlo a 1,5 °C.

Para lograrlo, los países deben presentar y actualizar periódicamente sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), que incluyen planes de reducción de emisiones y adaptación, con una ambición creciente en cada ciclo quinquenal.

También promueve la resiliencia climática, la financiación para países en desarrollo, la cooperación tecnológica y de capacidades, y la transparencia en el seguimiento y reporte de los avances, buscando alcanzar un equilibrio entre emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad del siglo.

Plan de descarbonización:
fijar los objetivos de reducción (con metodología SBTi)

Como ya hemos dicho, los planes de reducción deben estar en consonancia con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 2ºC, mientras que se realizan esfuerzos para que el aumento no supere los 1,5ºC.

La metodología desarrollada por la Science Based Target Initiative (SBTi), proporciona unos métodos de cálculo que puede utilizar cualquier empresa para fijar unos objetivos de reducción alineados con el Acuerdo de París.

Veamos a continuación, algunos conceptos clave a tener en cuenta a la hora de fijar los objetivos de reducción:

Año base.

Es el año en relación al cuál se establecerán los objetivos de reducción. La metodología del SBTi acepta años base de 2015 en adelante. En el caso de que se utilice un año base superior a 2020, la metodología aplica un factor de corrección para aumentar la intensidad de las reducciones.

Año objetivo.

Es el año en que la empresa debe haber alcanzado su reducción de emisiones comprometida. En el caso de objetivos a corto plazo, éste deberá cubrir un periodo de entre 5 y 10 años, con relación al año base. Para una empresa que desarrolle el plan de reducción tomando como año base la huella de 2025, el año objetivo mínimo será 2030.

Alcance de las emisiones.

En el objetivo de reducción se debe incluir como mínimo el 95% de las emisiones de alcance 1 y 2. Así mismo, si la empresa incluye el alcance 3 en el objetivo de reducción, deberá contabilizar como mínimo el 67% de las emisiones, en el caso de objetivos a corto plazo, y el 90% del alcance 3, para los objetivos a largo plazo.

Escenarios.

Son las trayectorias de emisiones globales o sectoriales que describen cómo debería reducirse el uso de energía, combustibles y las emisiones de gases de efecto invernadero en el tiempo para estar dentro de los umbrales de 1,5ºC o 2ºC. Cada escenario muestra una curva de reducción anual de emisiones compatible con un nivel de calentamiento (1,5 °C o 2 °C).

Nivel de ambición.

Las empresas tienen opciones de elegir entre el escenario de reducción de 1,5ºC o entre el escenario de reducción de muy por debajo de 2ºC. Lo más recomendable es establecer una ambición alta, alineada con el escenario de 1,5ºC.

Reducción absoluta de emisiones.

La aplicación de la metodología del SBTi implica que las empresas con objetivos a corto plazo (entre 5 y 10 años), deberán reducir como mínimo un 4,2% lineal anualmente, sus alcances 1 y 2. El indicador utilizado son toneladas absolutas de CO2eq.

Plan de descarbonización:
desarrollar el plan de reducción

Un enfoque razonable para definir un plan de descarbonización debría tener en cuenta los siguientes aspectos:

Comprensión de la huella de carbono de la organización:

    • Identificación de los hotspots.
    • Comprensión de los consumos energéticos y de las tipologías de fuentes de energía (generalmente en alcances 1 y 2).
    • Comprensión de las contribuciones de la cadena de valor, tanto aguas arriba como aguas abajo (generalmente en alcance 3).

Este ejercicio permitirá identificar las áreas con mayor contribución y hacer una primera evaluación de los potenciales de reducción en cada actividad.

Definición de escenarios de descarbonización:

Aquí se trata de trabajar con proyecciones de evolución, tanto de factores internos a la empresa, como la previsión de las ventas en los próximos años, como de factores externos, como la descarbonización del mix eléctrico nacional o la evolución de determinadas tecnologías dentro de un sector industrial específico.

La idea es tener en cuenta los factores económicos y tecnológicos externos que incidirán en el comportamiento climático de la organización, más allá de las acciones concretas que se vayan a implementar.

Identificación y evaluación de acciones concretas de reducción:

En esta fase se exploran distintas opciones técnicas y se evalúa su potencial de reducción de emisiones. La valoración de las medidas de descarbonización debe incluir el análisis económico para determinar los costes y la ratio coste/potencial de reducción de cada iniciativa.

En esta etapa es clave fijar con precisión las reducciones potenciales de cada medida concreta y cuantificar los costes económicos y las inversiones necesarias relacionadas con cada acción.

caCA